Con el objetivo de llegar a Stavanger – dejando atras Oslo para los próximos días – y bordeando la costa sur.

Así que escala en Kristiansand. Las carreteras lo mismo de siempre, pero la palma la llevó la carretera que lleva al fiordo de Flekkefjord por la carretera 44 después de Kristiansand. A lo largo de la vida he pasado por varios trances en la carretera, pero esta superaba todo lo vivido. Por primera vez sentí pánico real.

Desde Frederikstad hacia Kristiansand la carretera es como una de las nuestras secundarias, pero con bajes, reparaciones, desprendimiento del suelo y lloviendo. En Noruega dicen que vives las cuatro estaciones en un día. La mayoría de días hasta ahora, empiezan con lluvia mientras por la tarde sale un sol espectacular. Superado el estado de alucinación inicial con el que vives el hecho de que a las 10 de la noche estemos como a las cinco de la tarde en Barcelona, el clima ha sido otra sorpresa. Comentan que no es normal la situación que están viviendo con tanta lluvia en esta época, pero es perfectamente soportable. Quizás las fotos pierdan ese brillo especial que da la plena luz, pero vale la pena.

Kristiansand es una pequeña ciudad, pero como la mayoría del país un jardín. Brilla la limpieza y el orden, casitas de madera e edificios bajos de no más cuatro o cinco pisos. Bloques de pisos modernos, pero todos con una estética funcional y con mucho gusto. Todos ellos con sendos jardines.

Como en Dinamarca aquí las ventanas suelen ser grandes y llenas de adornos interiores; parece ser que cada uno pretende mostrar sus adornos colocándoles en los ventanales: gnomos, candelabros, figuras varias…

El centro de la ciudad cuenta con una enorme iglesia, pero no se ven cruces y por lo general siempre cerradas. Varios bares y cafés con sendas terrazas y las correspondientes pieles y mantas para cubrirse.

En la zona del puerto las viejas casas y caserones de madera dan cobijo a varios restaurantes y bares todos ellos con terrazas. Es evidente que uno de los mitos, el de que los nórdicos eran fríos y aburridos tampoco se aplican aquí. Los bares y terrazas son una muestra evidente de que la gente sale y se encuentra en los mismos y también que en verano todas estas zonas son un hervidero de personas, músicas, olores …

Sorprende que en todas partes se aprecie el símbolo de Securitas Direct. Hay otras compañías, pero esta como la de Tesla dominan por doquiera. Se diría que aquí han sufrido una ola de robos porque no hay casa, establecimiento comercial, parking etc. sin el correspondiente securitas.

Me alojé en el hotel Sjoglott… el camarero propietario te recibe con una alegría desbordante y te invita a café o té. En la mayoría de los hoteles, bares o restaurantes el café es gratis o bien lo pagas, pero puedes repetir todo el que te dé la gana sin variar el precio total. Aquí el café es una religión.

El día siguiente en conversación con el nuevo camarero, que había sido contractado hacia dos días, aprendí mucho más sobre el país; por ejemplo, que con dieciséis años de cotización de la Seguridad social ya te puedes jubilar con la pensión máxima … alucinante.

El camarero era un jovenzuelo ya entrados los treinta y cuando escuchó España … la mano dando palmaditas en el corazón … No me deja de sorprender el sentimiento hacia España que hay por aquí en el norte, por lo menos hasta ahora y hasta donde llegué.

Los noruegos se dan bien con los daneses del este incluso se comprenden el idioma, pero con los del oeste se dan de mal lo mismo con los suecos. Especialmente con estos últimos hay especial aversión…tipo España-Francia

También salió la cuestión de los emigrantes… anécdotas muchas como el somalí que tenía mujer y cuatro hijos. Al enterarse que si se te separabas tenías doble pensión, ocupó el piso colindante en donde vivía con dos hijos mientras la mujer en el de al lado con los otros dos y así cobraba doble… situaciones como estas estaban girando el sentir de la población hacia los emigrantes africanos mientas que con rusos y de resto de Europa de leste el problema era también, la delincuencia, pero mayormente la violencia.

El camarero estaba satisfecho por el creciente recorte del gobierno a los derechos de los emigrantes africanos, pero demandaba más mano dura.

Los padres del camarero disponían de casa en Almería desde hacia 20 años. La mayoría de años pasaba los inviernos en Almería, pero de español poco o nada. No obstante, albergaba el deseo de aprender español porque pretendía hacer la vuelta a sur américa.

En la primera estancia en España se fueron a un camping y al regresar les habían robado todo… todo incluido la tienda. Acudió a la policía española y le extrañó la actitud de esta que mostraba un claro desinterés por lo ocurrido a los turistas. Pese a ello siguió yendo a España hasta que adquirió una casa.

“…España ha cambiado mucho en los últimos diez años… Antes nadie, pero nadie sabía hablar nada de inglés, pero ahora se ven muchos jóvenes que lo hablan y bastante bien…” Definitivamente y pese al robo inicial el camarero y su familia eran unos enamorados de España, de su comida y de la gente.

Indudablemente estos encuentros y conversas con las gentes aportan mucho más respecto al conocimiento del país de lo que puedas ver y pese a la parcialidad de los interlocutores. El camarero era un compendio sobre Noruega…

Volviendo a Kristiansand en uno de los restaurantes de la plaza principal. Aquí por los vistos no te ponen mantel en la mesa. Por todos los restaurantes que pasé hasta ahora el mantel no se usa para nada, para mí que ni siquiera existe. Un estupendo filete con patatitas y coles estas últimas hechas con mantequilla – asqueroso –  agua con gas y café a discreción, 35€.

Kristiansand es una ciudad muy agradable, muy tranquila un buen sitio para la vida.

El Fiordo Flekkefjord

De Kristiansand camino de Stavanger continué por la costa y en Flekkefjord tomé la carretera 44 hasta Egersund

Se trata de una carretera secundaria que va bordeando la región. Tienes la oportunidad de pasar por pueblos muy pequeños, granjas, lagos y ríos… un Jardín, pero la carretera era de miedo. En la mayoría de las veces si te topaban con otro tenías que parar para facilitar el paso de los dos. No quiero ni pensar si te topabas con un camión.

En Flekkefjord subes por el fiordo en la carretera más bestial que había vivido. Una subida de miedo, empinada, estrecha, y la mayor parte de las veces sin protectores laterales. Los pocos que habían consistían en una elevación de no más 20 centímetros, de cemento y la mayoría reventados por los embates de los vehículos.

El fiordo Flekkefjord

Las señales de tráfico, cuando los había, tumbados por el suelo debido al embate de más de uno viandante. Además de la lluvia los socavones… y cuando llegabas arriba de todo, una estatua de celebración a los soldados neozelandeses que allí murieron cuando bombardearon la fábrica que los nazis tenían en el fiordo. También una pequeña caseta de madera con unos lavabos impecables con calefacción incluida. Después de la tremenda subida y viendo el lavabo se te ocurría que aquí los lavabos puede que sean más importantes que la vida. Siempre es de agardecer un buen servicio de lavabos especialmente después de una subida de estas.

Durante la subida no había marcha atrás, no solo porque para llegar a Stavanger tienes que pasarlo sino porque tampoco había espacio para girar… jamás había sentido tanto pánico pero la perspectiva de las caravanas danesas que estaban arriba venidas en sentido contrario y que ahora tenían que bajar, lo tenian todavía más peligroso. Al final subir subías arrumbado a la pared, pero bajar era por el lado del precipicio… si topaban con otro en el camino no sé cómo lo harían, pero era seguro que dos no pasaban a la vez y menos una caravana.

Después de la bajada la carretera mejoró notablemente … más pueblos y granjas y finalmente Stavanger.

Indudablemente el país no está preparado para el turismo; a lo largo del viaje pasas por sitios bellísimos, pero no puedes parara para hacerte las fotografías de recuerdo; la estrechez de la carretera y el tráfico y la falta de miradores son una realidad constante. Al final, si te paras a pensar, ¿porque se iban a parar para observar la naturaleza si la tienen por todas partes?

Precisamente por todas partes los noruegos están ampliando carreteras y construyendo nuevas. Aquí tienes la sensación de que, al respecto, el país está en efervescencia y empieza a descubrir el turismo. Para mí sería un avance importante que al menos las cartas del menú estuviesen en ingles aunque pensando en el fervor que nos tienen puede que se decidan por el castellano o el catalan, gallego…

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