De Dinamarca hacia Suecia pasas por un mega túnel que emerge en una isla y continua por un mega puente. Llegado al final, y previo pago de peaje 53€, te topas con un control de la Policía (¿¿??) La bestia (mi furgo) pasó sin problemas y ni tan solo fue necesario parar.

Salido del puente das con una autopista de dos carriles. La verdad es que tanto en Dinamarca como en Suecia las autopistas son gratis pero comparadas con España les pasamos de largo, eso sí, exceptuando el estrés de nuestras autopistas, las ráfagas de luz para que des paso y los bocinazos constantes y sustos… aquí todo eso no existe, aunque eso sí … a dos carriles que a veces se transforma en uno y la velocidad máxima de 110Km/hora; 120 … solo a veces.

De pronto y sin previo aviso, una caravana … pensé que se trataba de algún accidente, quizás alguien había atropellado un venado … pero no… duró casi dos horas. Policía ¿? Nada de nada… seguías por la autopista de dos railes parado y sin ningún aviso, pero nadie pitaba, se enfadaba o hacia barbaridades …alucinante. Aquí aguantan lo que les eches.

Finalmente, un desvío… la autopista estaba en obras… bueno… la cerraban para iniciar las obras. Así que te desviaban por una carretera comarcal pero ninguna indicación sobre si podías volver o no a la autopista. Al cabo de unos km el GPS, quizás agobiado por la gran cantidad de camiones y mega tráfico, te pedía volver a la autopista. De nuevo estabas a 110Km/hora, pero la cosa se interrumpía cada dos por tres y sin aviso previo debido a las obras.

Por supuesto que en España hubiéramos pitado, gritado, quizás inclusive asaltado el peaje, pero aquí te tomarían por un salvaje digno de una plaza en el zoológico de lagartijas…

Así que directos a Gotemburgo. Decididamente Suecia no es Dinamarca. Aquí si se saltan las prohibiciones de velocidad y aunque los coches no son lo mismo que en Alemania se ven coches potentes, pero he de decir que no tantos como en Alemania o siquiera como en España.

Industria se nota por todas partes, abundan los MacBurguer y las estaciones de servicio son enormes. Las autopistas son gratis, pero vaya autopistas… en eso al menos somos mejores…de lejos.

Gotemburgo es una ciudad muy agradable… fácil de conducir. Se puede ir a pie a todas partes y los transportes públicos llegan a todas partes; como en Lisboa aquí compras el billete por hora y te da, durante el periodo para el que has comprado, ir en bus, tranvía, barco … Lo puedes comprar hasta 4 horas. En esto míster Google Maps es una maravilla porque te da todas las paradas de transportes públicos, horarios y trayecto.

Aquí, al contrario de Dinamarca, abundan bares, baretos y restaurantes. La ciudad tiene siete estrellas Michelin. Quizás por eso el olor de la ciudad está impregnado, extrañamente, de cebolla frita. Desde por la mañana hasta la noche y pese al viento que sopla la ciudad siempre huele a fritura de cebolla.

Muchos restaurantes soplan el aire de las chimeneas directamente hacia la calle lo que en Barcelona y en general en España está prohibido. Creo que el olor a cebolla viene de esas chimeneas hacia la calle. Lo raro es que toda la ciudad huela al mismo.

Mucho frio… inclusive para los suecos que van por la calle bien abrigados, menos mal que traje mi jaquet polar. La ciudad está llena de bares y restaurantes con las terrazas exteriores y en todas las sillas hay mantas… al principio no me daba cuenta hasta que pude ver que la gente se sienta y se cubre las piernas o el cuerpo con las mantas que hay en las sillas… tan pulcros ellos/ellas, pero se cubren con estas mantas a saber por dónde han pasado…

Clientes de un bar con las mantas sobre las piernas

En verano, que aquí empieza en julio, seguramente se llenan las terrazas y ello acompañado de la vida cultural de la ciudad que dispone, entre otros de varios teatros, seguramente es un sitio muy agradable para vivir.

Aquí los lavabos indiscutiblemente no son como en Dinamarca … más bien como en Barcelona, en donde puedes encontrar de todo y mierda y pis a raudales… Los hay por todas partes, pero conocidos un par de ellos ya no te atreves a entrar en ninguno más.

También aquí usan la bici para todo, pero no llegan a tantas como en Copenhague y lo de los patinetes eléctricos abandonados por la ciudad son una constante.

A las 21’00/22’00 horas ya no ves prácticamente nadie por la calle, pero dado el frio es normal que así ocurra.

Una Lasaña multicultural

Un restaurante alternativo en Gotemburgo

En la zona de restaurantes alternativos un ataque súbito de hambre me llevó a un bareto – cuatro mesas – alternativo. Muchos pastelitos, bocatas y gente comiendo lasaña; aquí como en Dinamarca, la pizza, lasaña y Macburguer hacen furor. Así que pedí una lasaña, pero al ver el cocinero multicultural y la mala cara que ponía, pensé que la lasaña multicultural más bien sería un mal trago.

Me pregunta la camarera turca o algo parecido, se la quería de carne o vegetariana… de carne claro y trato de hacerme con un poco de ensalada de la exposición – sin darme cuenta este gesto hizo que mi minuta pasase de lasaña multicultural a menú multicultural.

Mientras esperaba, en una salita contigua de dos mesas unas suecas aprendían a hacer ganchillo, mientras que a mi lado una sueca hipo se tragaba una lasaña con tanta fruición que me sentí repentinamente lleno. Aquí la elite de gordos lo son de verdad, aunque también abundan las modelos …

Delante dos gemelas quinceañeras se tragaban pastelitos rellenos, mientras proferían grititos salvajes, uno pensaría que estaban viviendo un orgasmo alimenticio.

La ensalada…pasable y llega la lasaña portada por el cocinero con cara de palo. Extrañamente la lasaña venia cubierta por una capa amarilla semitransparente como si le hubiese echado medio huevo por encima. Las capas de pasta no eran estiradas, sino que a veces parecían metidas con calzador, y bandas rojas pretendían ser carne picada. Todo ello cubierto con abundante perejil, un queso raro y raspas de cebolla cruda… apetitoso si no fuera porque la tenía que comer.

En uno de los costados el cubierto de la lasaña era de un transparente más bien parecido a los mocos de caracol…

Comí hasta donde pude, pero la mitad se quedó; lassaña alternativa multicultural + botella de agua (en lata) 15€ … Al día siguiente preferí un tratamiento de choque y me fui a un italiano. Aquí, de entrante te ponen una ensalada enorme pero solo contiene col y vinagre. A punto estuve de largarme ya que la ensalada me retrotraía al pasado escabroso de lasaña. Pero menos mal que llegaron los espaguetis con salmón y la copa de vino acabado con un estupendo café Expreso 34€.

Aquí la amabilidad es una norma; si te ven con un mapa en la mano y mirando los alrededores en seguida alguien te pregunta si quieres ayuda, aunque en dos días vi dos detenciones con policías peleando con el prisionero en la calle.

La ciudad está atravesada por una manga de mar. En la otra banda – se puede acceder en barco o en Bus – han transformado unas antiguas minas de carbón en un barrio de vivienda. Bloques de pisos rodeados de abundante parque y una limpieza extrema. En toda la ciudad y pese a los lavabos, no se ven papeles o basura por las calles.

Los edificios normalmente no superan los cinco seis pisos y todos ellos tratan de ser sobradamente diferentes unos de los otros, estéticamente son muy diferentes de los nuestros y desde luego impera la estética.

Durante estos días corren por la ciudad camiones – no buses – con el tráiler lleno de estudiantes vestidas de blanco y bárrete de marino. Todas magrebíes, turcas, marroquíes, tunicinas etc. Creo que se trata de una fiesta de fin de curso. Eso sí, gritan con tal griterío que el camión no puede pasar desapercibido y no me extraña porque con la represión que sufren en sus países aquí la histeria les sale por las orejas.

Mucha gente con el pañuelo en la cabeza, la ciudad cuenta con una mezquita y la población árabe/turca sin duda es grande; no pude evitar el susto que me llevé en el súper al girarme y ver una enorme señora con yhab. Solo se le veían una rayita de ojos. Seguramente a más de un crio la figura le habrá dejado helado. En uno de los centros comerciales parecía que ahí se juntaba toda la población juvenil árabe pero la cara que ponían cuando pasaba alguna de las suyas sin velo dejaba antever perfectamente lo que pensaban.

Regreso al hotel; siempre hay café o té a descripción y gratis… puedes tomar todo el que quieras es verdaderamente gratis para un hotel de 93€/noche no está mal.

Definitivamente Suecia es diferente de Dinamarca, pero tampoco está mal y, exceptuando la educación de la gente, tampoco en España estamos tanto atrás. Definitivamente Gotemburgo es un buen sitio para vivir pese al olor a cebolla frita…

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