La Ruta del Senja
Paso previo por la ciudad de Narvik y hacia la ruta del Senja.Es una ruta impresionante que te lleva a lo largo de la costa pasando por varios fiordos, hacia Tromso.
En el camino puedes apreciar los avatares de los inicios del planeta reflejados en sus rocas. La carretera como las restantes del país; si corres o te pasas de los 80 Km/hora te la juegas. Pasas por varios túneles, algunos que dan bastante repelús por lo angostos que son. Pequeñas playas de arenas muy finas y blancas; bañarse, misión imposible, aunque parece ser que en verano – julio y agosto – la zona es frecuentada por bañistas de la zona y turistas. Constantes subidas y bajadas jalonan el viaje y de esta vez, pese a salir con una fuerte lluvia, al final deviene el sol.
TROMSO
Y llegué a Tromso. Lluvia intensa durante el viaje y a ratos sol. Tromso es una ciudad relativamente pequeña con, aproximadamente, setenta mil habitantes; es la capital de la región de Troms el ártico noruego. El centro, como el resto del país, con vários edificios de madera. Me quedo en Tromsoya en el centro de la ciudad en una antigua casa señorial toda ella en madera. Me habían reservado un ático con dos enormes camas, cocina y lavabo. Ducha compartida, pero durante el tiempo que estuve me quedé solo en todo el edificio.
En un día ya había recorrido la ciudad. Personalmente me impresionaron los barrios residenciales modernos, edificios que aqui son construidos, en parte o totalidad, en madera. En uno de los barrios había inclusive varios pequeños invernaderos para los vecinos. Dice mucho de un país y gobierno la forma en como plantean los barrios para la vivencia de las personas. Aquí los barrios cuentan con amplias zonas ajardinadas, parkings servicios diversos, y un silencio asombroso; prácticamente no ves gente por las calles. Los edificios suelen tener un diseño cuidado y muy funcional.
Como en el resto del país, en las ventanas y en las barandillas o patios – el que los tenga – muestrario de figuritas, flores, cuadros… aquí el escaparate es imprescindible tanto como el mástil para la bandera.
Como en muchas otras ciudades también aquí han transformado parte del antiguo puerto y muelles en barriadas modernas o en zonas de ocio con bares y restaurantes, todos ellos con las típicas terrazas del norte y mantitas en las sillas.
También aquí abundaban los turistas venidos a través de los cruceros, pero en esta ciudad los precios de la restauración eran más accesibles que las visitadas anteriormente.
Un ataque salvaje
Caminaba por la calle cuando de pronto veo un pollo de gaviota paseando por el asfalto. Aquí las gaviotas crían sus nidos por todas partes; hay varios edificios plagados de nidos y es frecuente ver los bomberos retirar los pollos para trasladarlos.
Hay también un pajarraco que no identifiqué, tipo gavilán de color negro y gran envergadura que ataca los demás pájaros, especialmente las gaviotas, para su merienda. Así que la gente coloca varios cometas imitando el pájaro – con su figura y color negro – y que van sobrevolando los edificios, con el fin de asustar las gaviotas … algo que sospecho no acaba de dar buen resultado.
Recuerdo que también lo hacían en las Lofoten para evitar que las gaviotas se comieran el pescado de los secaderos, Por cierto, allí vi un bestia que en cada uno de sus dos tendederos de pescado no se le había ocurrido otra cosa que cazar uno de los pajarracos y cortarlo por el medio, colgando de un palo cada una de las partes… hay que ser bestia…
Pues bien, en mi camino se atravesaba el pollito y no se me ocurrió otra cosa que tratar de recogerlo. De pronto un graznido y un golpe en la cabeza y justo cuando me levanto la cabeza un segundo y enorme golpe… vale he entendido, dejo el pollo y me largo de allí no fuera que la enorme gaviota de pico amarillo me arrancara la cabeza.
Había caminado unos cinco minutos cuando siento que algo me corre por la mejilla… un hilo de sangre. El golpe de la gaviota había sido una picada y ahora la sangre fluía en cantidad.
Una señora al verme me hace entrar en su casa y me pone alcohol. No hablaba inglés ni francés, pero con el indicador y gestos me hace saber que no me debo aproximar a las gaviotas… Sabio consejo. Desde luego que no se me volverá a ocurrir.
Uno lleva buenas intenciones, pero a veces las buenas intenciones pueden redundar en desastre. En los días siguientes vi varios pollos por la calle, pero también noté que nadie trata de recogerlos ni aproximarse; lección aprendida.
La mañana siguiente despierto como cada día a las 7,30 pero el día se había nublado y las nubes cubrían las montañas…tendrán que cambiar el dicho noruego de que aquí vives las cuatro estaciones en un día… por cuatro estaciones una cada cuatro días.
