Por el camino hacia las Latofen decidí dar una vuelta por Trollstigen …

Cuando ves la carretera piensas… ¿Por qué rayos voy a subir la carretera? Pero en la vida, como en la guerra nunca piensas en el tiro que te va a dejar tirado…te lanzas al peligro sin apenas pensar; es tu día, tu hora, tu instante …simplemente haces lo que tienes que hacer.

Se te pone un nudo en la garganta te flaquean las piernas y te corre el sudor por la cara, te lanzas y en plena marcha tratas de alcanzar el objetivo sin pensar en nada más.

En las fotos y en los documentales lo ves plano y piensas…esta chupado pero una vez tienes la bestia en frente eso lo cambia todo.

Tengo un amigo que siempre me dice… para que ir allá si lo ves mejor en la TV y es verdad. En la Tv ves detalles, colores, diferentes ángulos, cosas que en la realidad nunca verás, pero hay algo que no te puede dar la TV… vivirlo tú y verlo con tus ojos, sentirlo y eso lo cambia todo.

No sé lo que es peor si subir –  vas del lado de la pared – o si bajar – vas por la parte del precipicio. Además de lo terrorífica que es la subida y las curvas cerradas el hecho de que tengas que ir sorteando las enormes caravanas que bajan – o suben – todavía amedrentan más. De saberlo me hubiera llevado un buen surtido de pañales ya puestos, menos mal que arriba hay lavabos con calefacción, bar y restaurante…son un alivio.

En la cima en el mirador puedes notar dos tres grupos diferentes de caras; los que han subido y lo miran con alivio, los que van a bajar, están hilarantes y los que les han llevado…estos suelen andar de una lada para el otro riéndose…al menos a mi así me parece.

Llegado arriba pensé dar la vuelta y bajar ya que así tendría la gama de completa de sensaciones, pero al escuchar gritos por una caravana que se había atravesado pensé que sería mejor continuar hacia adelante y dejar la bajada para otra. Subir con la furgoneta acentuaba el peligro ya que la altura de la misma con el centro de gravedad más arriba la hacía más inestable que un vehículo bajo y plano… podía fallarme el pie o el embrague dar un estirón o cualquier otra cosa…en los momentos de peligro quedas tan absorbido por el momento que el pensamiento deja de estar … nunca había sudado tanto por tan poco esfuerzo.

PHOTOS